Por qué Fracasan los Tratamientos de Sobrepeso

La Organización Mundial de la Salud define al sobrepeso y obesidad como "la pandemia del siglo XXI", afectando aproximadamente a dos de cada cuatro personas. Al mismo tiempo, estas patologías son alteraciones que pueden conllevar una serie de enfermedades asociadas, tales como diabetes, colesterol, triglicéridos, enfermedades cardiovasculares, entre otras, de modo que una gran parte del presupuesto sanitario público se dirige a paliar estos trastornos derivados. Por este motivo, creo que debemos tomarnos estos trastornos seriamente porque son un problema que nos afectan a todos, directa o indirectamente.

¿Qué lleva a padecer sobrepeso u obesidad?
En primer lugar, la causa principal del problema es que se come demasiado, ya sea por cantidad o por tipo de alimento. Esto, además, es algo que depende directamente del paciente y lo primero de lo que tiene que ser informado. El afectado puede acudir a profesionales que le enseñen a comer y le den pautas, pero es él el que necesita entender cuál es su parte de responsabilidad en la solución. Esto, por supuesto, implica hacerle entender que el milagro no existe.

Hoy por hoy se puede intentar solucionar el problema de dos maneras: con salud o atentando a la salud. Si se quiere hacer con salud, la solución está en el alimento y en aprender a comer. Esto significa que uno debe controlarse y cumplir las pautas que se le han otorgado. Si por el contrario se desea adelgazar a costa de la salud, existen procedimientos disponibles, pero poco recomendables e inefectivos. Han salido a la venta pastillas que han llevado al paciente a creer que podía ingerir cuantos alimentos deseara. Sin embargo, estos fármacos se han ido retirando del mercado poco a poco. Un claro ejemplo es la Sibutramina, cuyo uso provocaba problemas gravísimos al ser un derivado de las anfetaminas. Es improbable que salga una pastilla para adelgazar con salud que permita comer lo que se quiera sin engordar.

¿Qué es lo que nos ha llevado a esta pandemia del siglo XXI?
Los humanos tendemos a irnos hacia los extremos, nos cuesta mantenernos en un término medio. En España, a raíz de la posguerra, se dio una generación (la que ahora tiene 70 u 80 años) que pasó hambre, pero que a base de esfuerzo consiguió un estado de bienestar importante y que ha mostrado a través de la comida. Consideraban el alimento como un signo de ostentación, transmitiendo esta idea a sus hijos. Si a esto se le añade la incorporación de la mujer al mercado laboral y un ritmo de vida frenético sin tiempo para cocinar ni atender a los hijos debidamente, se produce, pues, una situación ideal para el sobrepeso y la obesidad.

También se debe tener en cuenta el efecto gratificante que tiene el alimento. Si nos fijamos en cómo está diseñado un supermercado, nos daremos cuenta de que aquellos pasillos por los que nos obligan a pasar son los que están repletos de patatas fritas y dulces. Por este motivo yo siempre recomiendo a mis pacientes hacer la compra después de haber comido, ya que uno es mucho más consecuente y coherente y no compra alimentos superfluos.

Hagamos un símil: llegas a casa con problemas, te pones cómodo, sacas unas patatas, unas aceitunas y una cerveza fría de la nevera y parece que el problema se haya minimizado. Hay que ser conscientes de estos estados de debilidad, conocerlos, saber que existen y estar preparado.

¿Cuáles son las causas del fracaso de los tratamientos contra el sobrepeso y la obesidad?
En líneas generales creo que el paciente está desinformado, lo que le lleva a intentar realizar muchos tratamientos que no son eficaces. Aquí creo que existe una responsabilidad directísima por parte de la sanidad pública y la Administración. Nuestra estrategia debe basarse en una información veraz, que debe provenir de la Seguridad Social y la medicina privada. En los ambulatorios y los centros de atención primaria se tratan a muchas personas con problemas de hipertensión, colesterol y diferentes enfermedades asociadas al sobrepeso, pero no se les informa de que estas enfermedades pueden derivarse de su sobrepeso u obesidad. Se les debe, por tanto, facilitar una información correcta y veraz y no esconderles la realidad del trastorno que sufren, aunque esto signifique contarles lo que no les gusta oír.

Por otro lado, también debe realizarse una estrategia personalizada (no todo el mundo es igual ni tiene los mismos kilos, ni la misma debilidad), y llevar a cabo un seguimiento férreo. Una vez al mes no vale. Es por este motivo que, en mi opinión, se produce un error en la estrategia de la sanidad pública y la privada. Asimismo, algunas empresas farmacéuticas han creado productos que presentan como milagrosos y que algunos profesionales médicos han aceptado como milagrosos. Luego, evidentemente, se descubre que no es así y, consecuentemente, se fracasa.

Cada vez que adelgazamos o engordamos, el cuerpo sufre unos cambios a los que se tiene que acostumbrar mediante un proceso de adaptación. Esto conlleva unas consecuencias, tales como estrés y ansiedad, de forma que la maquinaria de alta precisión que es nuestro organismo se va desequilibrando. Es un acto de responsabilidad.

¿En qué consiste nuestra estrategia de adelgazamiento?
Nuestra estrategia se basa en una dieta simple, ya que si existen complicaciones es más difícil que el paciente la siga dado el ritmo de vida de la sociedad actual. En muchas ocasiones, los médicos tenemos que renunciar a la perfección de la dieta y flexibilizarla para que al paciente no le resulte complicada. Nosotros diseñamos una dieta compatible con la vida cotidiana, que pueden hacer todos los miembros de la familia, en la que no hay que pesar los alimentos y que contiene alimentos que tradicionalmente no son considerados aptos para una dieta. De este modo, el paciente comprueba que adelgazar no resulta tan difícil como inicialmente pensaba. Asociamos la palabra dieta a sacrifico, a pasar hambre, pero no tiene porque ser así.



También usamos un puntal estratégico muy eficaz: la homeopatía. Es una medicina natural de altísimo rigor científico, que ayuda a que el organismo responda mucho mejor a la dieta seguida. Se consiguen, pues, resultados más rápidos y gratificantes y que ayudan a romper la satisfacción que nos da el alimento.

Además, debemos tener en cuenta que las personas no engordamos de forma harmónica, de modo que la grasa suele localizarse más en una zona del cuerpo que en otra. Nosotros reconducimos al organismo para que el paciente pierda grasa donde se necesite. Disponemos de varios procedimientos que dan resultados visibles desde la primera semana y con gran poder de satisfacción para el paciente.


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